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Y si alguien les pregunta por las cicatrices que tienen en las manos, dirán que se cortaron en casa de unos amigos, y no en los cultos de dioses extraños».

Castigo y perdón

El Dios todopoderoso afirma:

«¡Despiértate, espada,
y mata a mi rey escogido!
¡Mata a mi mejor amigo!
Así mi pueblo se dispersará
y yo acabaré con sus descendientes.

8-9 »De la gente de este país
morirán dos terceras partes,
y el resto quedará con vida;
pero los castigaré para hacerlos cambiar,
y volverán a obedecerme.
Yo soy el Dios de Israel,
y juro que así será.

»Cuando me llamen, les responderé;
yo los reconoceré como mi pueblo,
y ellos me reconocerán como su Dios».

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